Delegación María Inmaculada

sábado, 8 de septiembre de 2012

50 años de las Hnas. Misioneras de los Pobres


11 de octubre de 1962, apertura del Concilio Vaticano ll.
11 de octubre de 2012 inicio del año de la Fe

   Las Hnas. Misioneras de los Pobres celebramos el 11 de octubre las bodas de Oro  de nuestro nacimiento, como familia Religiosa  (nacidas en Salto, Uruguay)

Queremos compartir con todos los lectores esta alegría, y pedirles que se unan a nosotras en la oración para dar gracias al Padre, a María Santísima nuestra Madre  intercesora y a san Juan Calabria por el don de la vida de nuestra pequeña familia que, sin duda, es obra de Dios y no de los hombres. Y para que nos ayuden a ser fieles al Señor y a la vocación en al carisma por el cual nacimos y el Señor espera verlo crecer y dar los frutos.

   50  años atrás  Dios Padre, en su Providencia Divina,  quiso hacer germinar una nueva planta en su jardín, la  IGLESIA.  Así como un día Jesús, durante su misión terrena en este mundo, llamó a los Primeros Apóstoles para que lo siguieran y estuvieran con El, los formó y los envió a vivir, anunciar y testimoniar la Buena Noticia del Evangelio y de su Reino al mundo entero, así le pareció bien, por puro Amor y  Misericordia que, por el  Espíritu Santo se diera inicio el nacimiento de las Hnas. Misioneras  de los Pobres en su Iglesia. Ellas tienen la misión concreta de vivir y testimoniar el amor de Dios Padre  Providente en los lugares más pobres y abandonados donde falta la presencia estable del Sacerdote. 

Cada carisma surge en la Iglesia para dar respuesta a una necesidad urgente del Pueblo de Dios. Así nacimos: primero fue una inquietud  y un sueño de Monseñor Alfredo  Viola tener catequistas Misioneras para atender la  vasta campaña de Salto. Esta idea empezó a concretizarse  con la llegada de los Pobres Siervos en 1959  y se fue madurando en las  primeras semanas de misiones por la campaña. En sus giras fueron acompañados por las catequistas que trabajaban en dichos pueblos. Esta experiencia ayudó a realizar el sueño de las catequistas que era trabajar en la campaña,  en la que había mucha pobreza espiritual y material.               

Así comenzó la historia de las Misioneras de Los Pobres. Las primeras cinco hnas. fueron María Neli Beasley, Neli Teresita Mori, Blanca Azucena Bueno, Cándida Oviedo y  María Ardizoni (estas dos últimas ya fallecidas), que ya venían ejerciendo un trabajo pastoral en la vasta zona de la campaña de Salto y en sus lugares de origen, enamorándose cada vez mas del Amor de Dios Padre, de su Hijo Jesucristo y cultivando la devoción a la Virgen María, conociendo la espiritualidad de San Juan Calabria. Invitadas y acogidas por la congregación de los Pobres Siervos, y con ardor misionero decidieron responder dando su al llamado del Señor para consagrar su vida a Dios, al servicio de su Reino entre los pobres y abandonados.

El 11 de octubre de 1962, día de la apertura del Concilio Vaticano ll, las primeras 5 hermanas emitieron los primeros votos privados, consagrándose a Dios como Misioneras de los Pobres, dentro de la Obra de san Juan Calabria, acogidas dentro de la misma por el Superior General de visita por América Latina en aquel momento, el Padre Luis Pedrollo, sucesor directo de san Juan Calabria y su consejo.

Las Hnas. Misioneras de los Pobres reconocemos agradecidas que nuestra familia religiosa es un don que Dios hace a su Iglesia. Cuando, en 1960, frente a la necesidad de catequistas para la campaña de la Diócesis de Salto, los Pobres Siervos de la Divina Providencia nos propusieron formar un grupo para atender aquellas necesidades, nos sentimos llamadas a consagrar nuestra vida al Señor en el mismo Espíritu de la obra de Don Calabria.

Movidas por el Espíritu, escuchando la voz de la Iglesia, reflexionando desde la fe sobre las necesidades materiales y espirituales de la gente de la campaña, asesoradas y guiadas por los PSDP, con el consentimiento del Obispo de Salto Monseñor Alfredo Viola, comenzamos la labor con el pueblo y un camino de formación para nosotras.

El 7 de abril de 1962 fueron a Porto Alegre (Brasil) las 4 uruguayas  para una formación más intensa. Y allí se unió María Ardizoni que estaba en Porto Alegre y en seguida se unieron otras más.

 De este modo las Hnas. Misioneras de los Pobres, nacidas por la voluntad de Dios, reconocen como fundador al Padre Juan Calabria sintiéndose parte de su obra.

El 24 de junio de 1964 después del tiempo de su formación, un grupo queda en Brasil, Porto Alegre y las otras hnas. vuelven a Salto, al lugar de origen.

Se abrió entonces la casa de Avenida Rodó 705 , actual casa madre de las Misioneras de los Pobres.

El 11 de noviembre 1963 el superior general Padre Luis Pedrollo anuncia a su Congregación que las Misioneras de Los Pobres son una rama de la misma obra.

Con el mismo espíritu, un grupo de jóvenes en Italia se reúnen, también acompañadas por los Pobres Siervos.  Iniciaron así un camino de formación con el objetivo de consagrarse a Dios como Misioneras de los Pobres y unirse al grupo de  las Misioneras de los Pobres de América Latina. Hicieron su primera profesión religiosa como Misioneras el 25 de diciembre de 1968. El paso de unión con las hermanas de América  se dio en el año 1970.

El 12 de setiembre de 1965 el Obispo de Salto, Marcelo Mendhiarat,  nos rige canónicamente en Pia Unión.

El 21 de julio de 1997 el Obispo de Salto, Daniel Gil Zorrilla, nos rige como comunidad religiosa y aprobó nuestras constituciones.

 Hoy nos sentimos profundamente agradecidas al Señor, reconociendo que las obras de Dios nacen sin que nos demos cuenta.

Haciendo memoria de lo que hemos vivido y cómo hemos caminado, hemos de agradecer a Dios Padre que nos guía con tanto Amor y Misericordia. Hemos encontrado en la familia calabriana una espiritualidad y un Carisma como propuesta de vida: “Buscar en primer lugar el Reino de Dios y su justicia”, dando preferencia  a los lugares más pobres y abandonados, donde falta la presencia permanente del Sacerdote, ejerciendo nuestra misión, tratando de imitar el ejemplo de Juan Bautista: preparar el camino de Señor.

Actualmente estamos presentes en Uruguay (Salto), Brasil (Restinga), Italia (Bolonia) y en Paraguay (Parroquia Santa Teresa).

Estamos llamadas a ser Evangelios vivientes con nuestra vida, viviendo una vida de oración, de entrega, de donación y amor. Para esto necesitamos llenarnos del Espíritu de Cristo, estar en comunión con el Padre. Así podremos vivir nuestro espíritu misionero como Jesús nos enseña, con su Palabra y la Eucaristía; vivir según el espíritu puro y genuino de la obra; hacernos santas y santificar la misión que el Señor nos confía a cada instante de nuestra vida: ser Evangelios Vivientes como nos pide con tanto amor y cariño San Juan Calabria

 Agradecemos juntos al Señor por el don de la vida, por su llamado a esta obra en su Iglesia. Contamos con sus oraciones, gracias.

Los saludo a todos en Cristo Jesús bajo la intercesión de María santísima y de San Juan Calabria, con un fraterno abrazo.
 
 Hna. Jandira Balestrin