Delegación María Inmaculada

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Carta de P. Daniel

Queridos hermanos y hermanas


Antes que nada un gracias grande por estar juntos en este momento tan particular para todos nosotros, ya que "perdimos" a un gran hermano, a un gran consagrado sacerdote, a un gran Pobre Siervo, lo hemos "perdido" al P. Fermin aqui entre nosotros, pero sabemos que ahora él pasa a integrar la comunidad de la Familia Calabriana que desde el cielo seguirá intercediendo por toda la Obra para que la misma pueda ser fiel a su misión de anunciar el amor paterno/materno y providente del Señor.

En resumen se nos fue el hermano que con su vida nos dejó un gran testimonio:
- de búsqueda continua de la voluntad de Dios
- de la centralidad de Cristo en su vida
- de un gran amor a la Iglesia y a la Obra
- de un hombre que amó y estaba convencido de su vocación.

La comunidad local nos acompañó en todo momento expresando cuanto había hecho el P. Fermin por ellos, y es de destacar que todos manifestaban lo siguiente: el P. Fermin fue como un padre para mí, era mi papá decían otros.

Esto nos deja la certeza que una vida entregada no es una vida estéril sino que genera abundante vida.

Los restos del P. Fermin descansan en el cementerio de Ciudad del Este, junto a este pueblo paraguayo a quien él tanto quiso.

Agradezcamos al Señor por haberlo tenido tanto tiempo entre nosotros y por el testimonio vivo que fue del amor paterno/materno de Dios.

Gracias a todos por la cercanía, por la ayuda que manifestaron muchos de ustedes, y que el ejemplo del Padre Fermin nos ayude a cada uno a ser fieles al llamado del Señor, "para que el mundo crea".

En Cristo

P. Daniel