Delegación María Inmaculada

domingo, 18 de julio de 2010

Chile, cuatros meses después del terremoto.

Desde el 27 de Febrero -día del terremoto-tsunamí- han pasado varios meses, pero los movimientos siguen. En la madrugada del 14 de este mes se registró en nuestra región, 4 movimientos de tierra de bastante magnitud. El primero de ellos, fue de 5,3 grados Richter a las 04.21 horas, posteriormente el más intenso de todos, ocurrió a las 04.32 horas (6,5), luego otro a las 08.44 horas (4,9) y a las 11.05 horas de 5,8 grados Richter, según informó el Servicio Sismológico de Estados Unidos .

Como se verá, aunque parezca increíble, todavía nos movemos. Según dicen -la voz popular- que después de un desastre de esta naturaleza, se pasa de seis meses a un año para que las Placas Continentales vuelvan a la normalidad.
Ante una catástrofe de esta magnitud, los problemas post-terremotos salen a la luz; dejando en evidencia -en la mayor de los casos- innumerables fallas humanas y técnicas, que no se "creían" tener.
¿Hoy día se está buscando, comenzando o queriendo comenzar a reconstruir algo? Se ha adelantado en algunos aspectos y se ha paralizado en otros.
En diario de Concepción (11 de Julio de 2010), se subrayaba 10 obstáculos para la refundación del Bío Bío (así se llama ahora nuestra región; y no más VIII región). Estos son: 1) Falta de mano de obra regional calificada. 2) Escasez de recursos económicos. 3) El conformismo de superar la emergencia. 4) El centralismo y las decisiones tomadas en Santiago. 5) Poca inversión y capacidad de emprendimiento. 6) Las dudas sobre la participación ciudadana. 7) Construir una infraestructura desfasada. 8) Falta de vínculos entre empresas y universidades. 9) Planificación: la falta de un mapa de navegación. 10) Toma de decisiones sobre la base de criterios sectoriales.
Agrega el mismo diario, que la estimación de la inversión necesaria para levantar a la Región del Bío Bío, tras los efectos del terremoto y maremoto -tsunamí- es de U$$ 8 mil millones.


El famoso fenómeno, tiene unas dimensiones impresionantes que afectan en su globalidad a la estructura societaria de la Región. La Región del Bío Bío era una de las mejores de Sudamérica en el plano Inversión de Empresas y ha a causa del terremoto ha decaído bastante. Y así se puede seguir enumerando infinidades de consecuencias -negativas- que esto ha generado en la Región. Sin contar con todo el atraso que ha generado en el plano lectivo, administrativo y empresarial.

Todavía hay caminos, avenidas, calles, puentes en mínimas condiciones de viabilidad; lo que provoca caminos alternativos y "tacos" impresionantes, o sea aglomeración de tránsito vehiculares, más aún en las horas pick.
De parte del Gobierno ha habido ayudas; alimentos y demás artículos materiales, compensando en cierta manera la situación. Lamentablemente siempre hay quienes miran para sí mismo y se olvidan del hermano que está al lado.
Algunos se hicieron pasar por damnificados, sin serlos, que para aprovechar la ayuda que se envía; dejan sus casas -sin que sufrieran daños estructurales- y se instalan en campamentos; con esto aprovechan todas las ayudas que allí viene. Y los abusos en algunos casos son importantes e incomprensibles, que dejan a más de uno con una impotencia tremenda.

Nosotros como comunidad algo hemos podido hacer; no es mucho si lo miramos como "una gota de agua en el inmenso océano", pero fue grandísimo a los ojos de esas personas que se ha ayudado. Hoy día, ya no se envía ayuda material, pero ha quedado la cercanía afectiva, que se reconoce cada vez que nos encontramos con ellos.


Desde la Parroquia Ntra. Sra. De Guadalupe, el P. Oscar, se ha preocupado bastante y se ha movido en demasía para poder ayudar de alguna manera a este grupo de personas que sufrieron la catástrofe y se alojaron luego, en un sitio prestado por una empresa siderúrgica. A ellos se los visitaba constantemente; se los proveía de aquellas cosas que la generosidad de las personas de la Parroquia traía; alimentos, ropas, etc. También se los acompaño espiritualmente, celebrando misas junto a ellos y tratando de apoyarlo con la cercanía y la oración.

Esta es ahora la realidad que estamos viviendo post terremoto-tsunami. Continuamos con la tarea de animar a los hermanos que están viviendo todavía las consecuencias de este desastre, confiando y siendo transmisores de la presencia de Dios Padre en esta situación.

Hno. Jorge Conti.