Delegación María Inmaculada

viernes, 31 de diciembre de 2010

Ingreso, Profesiones y Renovaciones

En el día de hoy, por la tarde en Farroupilha, harán el ingreso al noviciado los jóvenes: Raúl Morínigo, Arnaldo Acuña y Marcial Grágeda, por parte de nuestra Delegación, y el joven Lucas por la Delegación Ntra. Sra. Aparecida.

Mañana por la mañana, también en Farroupilha, realizarán su primera profesión religiosa los novicios Ednaldo de Jesus Santos, Oziel Feitosa Ribeiro y Zacarias Cubilla.

Mañana también renovarán los votos anuales el Hno. Rodrigo y Hno. Jorge Rolón, en Ciudad del Este.

Y a su vez el P. Luis Faccioli y P. Orlando completarán sus 25 años de vida religiosa.


Agradecemos al Senor este momento tan importante en nuestro caminar como Obra.

FELIZ AÑO


viernes, 24 de diciembre de 2010

Carta de Navidad del P. Miguel Tofful

El Casero, P. Miguel Tofful, nos envió una carta con motivo de la Navidad.

Para acceder a ella ir al sitio de "Palabras del Casante".

Salud del P. Fermín

Luego de la operación, el P. Fermín ya está de regreso en la comunidad. Ayer, despues del mediodía le dieron de alta. Se encuentra bien físicamente y con el ánimo muy alto. El lunes van a sacarle la sonda si todo evoluciona bien.

Continuamos rezando por él.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Operación del P. Fermín

El P. Fermin en los últimos días tuvo algunos problemas en su salud, debido a una obstrucción en las vías urinarias, en el día de hoy fue intervenido (microcirugía) para solucionar dicha dificultad. Fue una intervención exitosa. Estará hasta el día de mañana internado y luego ya continuará el tratamiento en casa.

Recemos por su pronta recuperación

Reflexión sobre Navidad

José María Castillo, teólogo">El miedo a la humanidad

José María Castillo, teólogo">José María Castillo, teólogo

No hablo de males y catástrofes, que ya tenemos bastantes. Y bastante hablamos de nuestras desgracias. Mejor nos iría si tuviéramos una visión positiva y esperanzadora de la vida y de las cosas. Por eso hoy, en vísperas de Navidad, propongo que pensemos en el daño que a todos nos hace el miedo que le tenemos a nuestra propia humanidad.

Porque estoy persuadido de que, en ese miedo, está la explicación y la raíz de tantas torpezas y maldades que se podrían y se tendrían que evitar.

Vamos a ver. Desde la nochebuena hasta el día de reyes, los cristianos recordamos una serie de episodios en los que no resulta fácil precisar lo que hay de leyenda y lo que hay de verdad en esos relatos. Los estudiosos se rompen la cabeza intentado descifrar cada detalle y no acaban de ponerse de acuerdo. Pero, en todo caso, lo que hay de cierto (para un cristiano) en los evangelios de la infancia (Mt 1-2; Lc 1-2), es que “lo divino” (Dios, en definitiva) se dio a conocer, se hizo presente y se manifestó en “lo humano”.

Y precisamente en lo más humano: un niño, de condición humilde y en circunstancias de despojo, desamparo y persecución a muerte. Por supuesto, como es bien sabido, la historicidad de esos hechos está cuestionada desde no pocos puntos de vista y en muchos de sus detalles. Pero eso es lo que menos importa en este momento. No olvidemos que los evangelios no son primordialmente “libros de historia”, sino que en ellos se nos ofrece un “mensaje religioso”. Y eso es lo que al creyente le interesa. O eso es lo que le debe interesar.

Ahora bien, el “mensaje religioso” de los evangelios de la infancia es tozudamente claro y provocador. Es el mensaje que nos dice esto: “lo divino” se encuentra en “lo humano”. En lo más humano, es decir, en lo débil, en lo marginal, en los excluido y hasta en lo perseguido. “Lo divino” no se hizo presente en lo portentoso, en lo milagroso, en lo sobrecogedor, como le pasó a Moisés en la zarza ardiendo o en el monte Sinaí. “Lo divino” se hizo presente en un niño, en un establo, entre basura y animales.

Y fue anunciado a pastores, uno de los oficios marginales de aquel tiempo. Y hasta el rey, informado por los sacerdotes, decidió matarlo. Así fue cómo “lo divino” tuvo que hacerse emigrante. Porque “lo divino”, que se hace presente en “lo humano”, no tiene “papeles”. Es verdad que al niño lo circuncidaron (Lc 2, 21), como se hacía con todos los humanos de aquella cultura. Y lo llevaron al templo (Lc 2, 22-23), como también se hacía entonces con todos los humanos. Pero queda en pie que, según los evangelios de la Navidad, “lo divino” se hace presente, se comunica, se da, en algo tan humano, tan débil, tan entrañable, que se encuentra “un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2, 12).

El Evangelio tiene algo muy fuerte, muy duro, que no nos cabe en la cabeza. A partir de la primera Navidad, que hubo en la historia, a Dios no se le encuentra ya en lo fuerte, sino en lo débil. No se le encuentra en lo grande, sino en lo insignificante. No se le encuentra en lo grandioso y lo notable, sino en lo que no pinta nada para nadie.

No se trata de que el Evangelio representa un proyecto nihilista, inhumano. Se trata exactamente de todo lo contrario. El Evangelio es la afirmación más sublime de lo humano. Porque es evidente que quienes conocieron a Jesús, lo que vieron y palparon en él fue a un ser humano. Entonces, ¿por qué, desde antes de nacer y en su nacimiento, intervinieron los ángeles y la fuerza del Espíritu. Y todo eso, además, envuelto en sueños, apariciones, enigmas y manifestaciones de lo extraordinario y lo celestial? Porque había que vencer nuestra pertinaz resistencia para aceptar que, desde el momento en que Jesús vino a este mundo, a Dios lo encontramos en nuestra propia humanidad.

Pero resulta que esto es lo que no nos cabe en la cabeza a los humanos. Nos gusta lo grande, lo importante, lo notable, lo solemne, lo que impresiona y llama la atención, lo que se impone y admira… Todo eso y lo que se parece a eso. Pero, ¿y lo que no es ni más ni menos que humano? ¿lo que es común con todos los humanos? Pues eso, precisamente eso, que es lo que tantas veces menos valoramos, eso es lo que más necesitamos. Porque es lo que más nos humaniza. Y lo que más humaniza la vida, la convivencia, la sociedad. A todos nos “educan” para ser importantes, pero no para ser sencillamente humanos.

De ahí, la consecuencia más peligrosa y más patética que todos arrastramos. Nos seduce el poder. Nos seduce la gloria. Queremos, a toda costa, ser importantes, destacar, ser notables. Confieso públicamente que a mí, por lo menos, todo eso me atrae, me agrada y es motivo de anhelos inconfesables. Anhelos y deseos que, cuando soy sincero conmigo mismo, los maldigo mil veces. Porque estos sentimientos me rompen por dentro y destrozan mi propia humanidad.

Esta “civilización” (?), esta “cultura” (?), en que vivimos, ha hecho con nosotros lo peor que se podía hacer. Nos ha inoculado el miedo a nuestra propia humanidad. Tiene razón el viejo mito del paraíso perdido: la tentación satánica, que a todos nos acosa, es el deseo de “ser como Dios” (Gen 3, 5). Estoy harto de ver “ateos” (y no digamos “creyentes”) que se pasan la vida aspirando a ser “como Dios”. No sé si lo consiguen. Lo que sí sé es que somos muchos los que, a fuerza de tanto querer alcanzar a ser “divinos”, hemos dejado de ser verdaderamente “humanos”.

Tanta falsa apetencia de “divinidad” ha hecho trizas nuestra propia “humanidad”. Y además, si pensamos en lo que ha ocurrido en el ámbito de las creencias y en el terreno propio de la teología, lo que ha pasado es que “lo divino” se ha distanciado tanto de “lo humano”, que ha llegado a entrar en conflicto con las mejores manifestaciones de nuestra propia humanidad. Baste pensar en los constantes enfrentamientos entre los presuntos derechos de lo divino y los derechos humanos.

Por no hablar del destrozo que estas ideas han causando en el estudio propio de la cristología. Da pena pensar en que no pocos jerarcas de la Iglesia ponen el grito en el cielo si oyen decir que Jesús fue, no solamente humano, sino que es el modelo perfecto de la plenitud humana. Ser representantes del poder divino, que les da rango y poder, les encanta. Ser ejemplos de humanidad, eso es otro cantar.

Invitación a la profesión religiosa de nov. Zacarías Cubillas

Convite para Primeira Profissão Religiosa
‘‘Ide e fazei discípulos meus todos
os povos’’ (Mt 28,19)
Local: Capela do Seminário Apostólico Nossa Senhora de Caravaggio, localizado à
Rodovia dos Romeiros 1211, Bairro Bela Vista, na cidade de Farroupilha – RS.
O Noviciado Nossa Senhora de Caravaggio, da Congregação Pobres Servos da
Divina Providência, tem a alegria e satisfação de convidar você e sua família...
(Comunidade), para participar da Solenidade de Santa Maria, Mãe de Deus, a
realizar-se no dia 01 de janeiro de 2011, às 10 h e 00 min. Na qual os noviços Ednaldo
de Jesus Santos, Oziel Feitosa Ribeiro e Zacarias Cubilla, emitirão os votos de
pobreza, castidade e obediência.
Contamos com sua presença!
‘‘O mundo Inteiro é de Deus’’ (S.J. Calábria)
Servos da Divina Providência Congregação Pobres Servos da Divina ProvidênciaCongregação Pobres Servos da Divina Providência


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Entre Nosotros Nª 157

Se acaba de editar el Entre Nosotros Nª 157, los invitamos a verlo en la sección de Noticias de la Delegaciòn.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Reunión de Consejo de Delegación

En los días 29, 30 y 1 de diciembre, se está realizando la reunión del Consejo de Delegación en la casa Sagrado Corazón de Buenos Aires.

Se están viendo los temas pertinentes a la marcha de la Delegación, como así también armando las nuevas comunidades para el año 2011 (para mayores datos sobre este último punto visitar la página de WikiLeaks).

Seguimos acompañando con las oraciones para que el Espíritu Santo acompañe a nuestros hermanos.