Asunción, 22 de junio de 2012.
Ante las
gravísimas derivaciones que han tenido y están teniendo los trágicos
acontecimientos de muerte de campesinos y policías en la Estancia Campos
Morombí, con el subsiguiente sometimiento a juicio político del Presidente de
la República, y sus consecuencias para el presente y el futuro de la vida
social y política de la nación, la Junta directiva de la Conferencia de
Religiosos del Paraguay (CONFERPAR), manifiesta cuanto sigue:
Desde nuestra
visión cristiana el uso de la violencia y el crimen nunca serán aceptables como
medio para alcanzar reivindicaciones ni defender intereses. Lamentamos la
muerte de los campesinos y los policías y abogamos firmemente por el
esclarecimiento de estos hechos, mientras animamos a todos a seguir trabajando por la paz como
verdaderos hijos de Dios, reafirmamos que la paz querida por Dios no vendrá del
ocultamiento de los problemas sino como fruto de una auténtica justicia social.
Vemos en la raíz
de estos hechos la complicidad de los tres poderes del estado, en el abandono
de una reforma agraria integral, en no haber enfrentado el problema de la
distribución de la tierra, sometida hasta ahora al acaparamiento, a la
irregularidad, a la posesión mal habida; en el encubrimiento sistemático de
estos problemas por parte de la justicia y el parlamento. Mientras los tres poderes del estado no den
una respuesta seria y concertada a este problema, seguirán cargando sobre sus
espaldas con la responsabilidad de la violencia que se genera al buscar salidas
bajo presión con sus impredecibles
consecuencias.
Nos llama
poderosamente la atención la rápida reacción de los partidos políticos y sus
representantes que han acordado impulsar el juicio político del presidente en
las dos cámaras del Congreso de la Nación, que aún siendo un procedimiento
constitucional, se aplica y se procede de tal forma, que crea fundadas
sospechas de manipulación, afectando gravemente al proceso legítimamente
instaurado por elección popular, como si esta fuera la salida a nuestros
problemas y como si hubiera una responsabilidad unilateral de los hechos graves
que atentan contra nuestra convivencia.
Vemos con
preocupación la manipulación de los hechos, a través de muchos de los medios de
comunicación, por sectores que buscan sacar provecho político, réditos de
impunidad y de mantenimiento de un estado de cosas que favorece a sus intereses
personales o corporativos. Vemos a los partidos políticos más preocupados con
defender sus cuotas de poder y con el reparto de cargos, que buscando una
verdadera respuesta a los problemas que padecemos. Vemos como una falta de
respeto a la vida y la dignidad humana que se usen los hechos de muerte entre
hermanos para crear un clima de inestabilidad, para estigmatizar a campesinos y
criminalizar sus organizaciones, para exasperar a policías y militares,
instaurando un ambiente de terror para disuadir y desmovilizar a los ciudadanos
indignados.
Sorprende que los
mismos parlamentarios, hace poco tiempo desprestigiados por sus bochornosos procedimientos
ante los reclamos de la ciudadanía, son ahora los que acusan y se erigen en
jueces absolutos, apareciendo como los defensores de la Patria. Nos da que
pensar que con todo esto, no casualmente, desaparezcan del horizonte los cuestionamientos
que han surgido de la ciudadanía a las listas sábanas, el pedido de juicio
político a los miembros de la Corte, los tímidos avances para la implementación
del impuesto a la renta personal.
Como parte de la
Iglesia que peregrina en Paraguay, respondiendo a nuestro compromiso con Dios y
con su pueblo, invitamos a todos a participar con responsabilidad personal e
institucional en la construcción de un estado de derecho basado en la justicia
social, en la inclusión de todos los compatriotas, en el respeto a la voluntad
popular, integrados a la marcha democrática de las naciones vecinas.
Nos sentimos
parte de una Iglesia comprometida con la paz que brota de la justicia, que
abraza con especial predilección a los más
desfavorecidos, e invitamos a todos los sectores sociales a poner lo
mejor de nosotros en la tarea de construir un país de hermanos, a trabajar por
una mayor equidad en la distribución de los bienes, hacia un futuro promisorio.
Por la Junta directiva: Hermana Venancia González, FMA.
Padre José Ramón Torre-Marín, SS.CC.
Padre Alberto Luna, SJ.
Hermana María Elisa Ortiz, HC.
Padre Walter Jara, SDB.
Padre Federico Gayoso, TOR.
Padre Pedro Jubenville, CSSp.